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La insólita historia de la lengua inglesa

El léxico inglés supone un caso curioso tanto para estudiantes como para lingüistas. Contiene una gran riqueza de sinónimos con orígenes culturales distintos —como el trío de kingly (del inglés antiguo), royal (del francés antiguo) y regal (del latín)— y su sistema ortográfico a menudo parece no guardar relación con su pronunciación. No se trata de peculiaridades aleatorias, sino de restos fosilizados de una historia dramática y compleja.

Gábor Bíró
4 de agosto de 2025 Tiempo de lectura: 6 min
La insólita historia de la lengua inglesa

Entender el idioma inglés es rastrear su viaje desde un humilde dialecto germánico hablado en una isla remota hasta convertirse en la indiscutible lingua franca del mundo. Comprender esta historia ilumina la estructura del idioma, desmitifica sus irregularidades y transforma el acto de aprender de un mero ejercicio a un descubrimiento de un fenómeno cultural global.

De las raíces a la transformación radical: el nacimiento del inglés

La historia del inglés comienza en el siglo V d.C. con la migración de tribus germánicas —los anglos, los sajones y los jutos— a las Islas Británicas. El idioma que trajeron, ahora conocido como inglés antiguo, era un dialecto germánico occidental, estrechamente relacionado con el frisón antiguo y el sajón antiguo. Su estructura era compleja, con un rico sistema de casos y géneros gramaticales, similar al alemán moderno. Las palabras de esta época forman la base del inglés moderno, incluyendo conceptos fundamentales como hūs (casa), wæter (agua) y mann (hombre).

Esta base germánica fue sometida a dos invasiones transformadoras. Primero, entre los siglos VIII y XI, las incursiones y asentamientos vikingos introdujeron el nórdico antiguo. Como el nórdico antiguo y el inglés antiguo eran hasta cierto punto mutuamente inteligibles, las lenguas se mezclaron. Este contacto tuvo un profundo efecto simplificador en la gramática inglesa, erosionando muchas de sus complejas terminaciones. También aportó miles de palabras de vocabulario básico, a menudo para objetos y acciones cotidianas, como sky, skin, leg, get, take, y los pronombres they, them y their.

El segundo evento, y el más definitivo, fue la Conquista Normanda de 1066. La victoria de Guillermo el Conquistador estableció una clase dirigente de habla francesa. Durante casi 300 años, el francés fue el idioma de la corte, la ley y la administración, mientras que el inglés siguió siendo el idioma del pueblo. Esto creó una estratificación lingüística que todavía es visible hoy. Los campesinos anglosajones que criaban los animales usaban palabras del inglés antiguo (cow, pig, sheep), mientras que los señores normandos que los comían usaban palabras derivadas del francés (beef, pork, mutton). Este período infundió al inglés más de 10.000 palabras francesas, particularmente en los ámbitos del gobierno (government, parliament, state), la ley (judge, jury, evidence) y la alta cultura (art, music, fashion). El resultado fue el inglés medio, una verdadera lengua híbrida con gramática germánica y un vocabulario con una fuerte influencia romance.

Las «peculiaridades» del inglés: un análisis estructural

La historia única del inglés explica muchas de sus características más desafiantes para quienes lo aprenden.

  • Una capacidad sin parangón para el préstamo léxico: A diferencia de lenguas más conservadoras lingüísticamente, el inglés siempre ha demostrado una capacidad extraordinaria para absorber vocabulario de otras culturas. Tras la infusión del francés, el Renacimiento trajo una oleada de palabras del latín y del griego para dar cabida a nuevos conceptos científicos y filosóficos. El comercio global y el colonialismo introdujeron más tarde palabras de todos los rincones del mundo, como shampoo (hindi), ballet (francés), piano (italiano), tycoon (japonés) y zombie (de África Occidental). Esto hace que el inglés sea posiblemente el idioma con el vocabulario más grande del mundo.

  • El enigma de la ortografía y la pronunciación: La famosa inconsistencia entre la ortografía y el sonido en inglés se debe en gran medida a un fenómeno llamado el Gran Desplazamiento Vocálico. Ocurrido entre los siglos XV y XVIII, fue un cambio en cadena sistemático en la pronunciación de todas las vocales largas. Por ejemplo, la palabra house, que antes se pronunciaba "hus" (similar al moderno goose), cambió a su sonido actual. Sin embargo, la invención de la imprenta en el siglo XV comenzó a estandarizar la ortografía antes de que este cambio de sonido se completara. Como resultado, la ortografía inglesa es una instantánea de la pronunciación del inglés medio tardío, mientras que sus sonidos han seguido evolucionando, creando la desconexión que vemos hoy en palabras como though, through, tough y thought.

  • Una estructura gramatical simplificada: Las mismas fuerzas históricas que complicaron su vocabulario simplificaron drásticamente su gramática. El choque del inglés antiguo y el nórdico antiguo, y más tarde la influencia del francés, condujo a la pérdida de la mayoría de las flexiones gramaticales. El inglés se deshizo de su complejo sistema de casos y, de forma crucial, del género gramatical. A diferencia del alemán, el francés o el español, un sustantivo en inglés (the table, the sun, the idea) no tiene un género que deba memorizarse. Esta gramática simplificada, con sus conjugaciones verbales relativamente sencillas y su dependencia del orden de las palabras por encima de la flexión, reduce significativamente la barrera de entrada para los hablantes no nativos.

El ascenso a idioma global

El viaje del inglés de un idioma insular a uno global se produjo en tres fases principales.

  1. El Imperio Británico: Desde el siglo XVII hasta el XX, el vasto alcance del Imperio Británico a través de la colonización, el comercio y la administración estableció el inglés como lengua de poder en todos los continentes.

  2. La hegemonía estadounidense: En el siglo XX, Estados Unidos emergió como la principal potencia económica, política y militar del mundo. Su producción cultural —a través de las películas de Hollywood, la música popular y los medios de comunicación— y su dominio en la ciencia y la tecnología consolidaron el inglés como el principal idioma del discurso internacional.

  3. La Revolución Digital: El amanecer de internet, con sus orígenes en Estados Unidos, convirtió al inglés en el idioma por defecto de la tecnología. Los lenguajes de programación, la infraestructura web inicial y las plataformas de redes sociales globales se construyeron sobre un marco de lengua inglesa, haciendo que su dominio fuera esencial para la participación en la era digital.

Esta expansión global ha dado como resultado una rica variedad de lo que se conoce como World Englishes (ingleses del mundo). La distinción más prominente es entre el inglés británico (BrE) y el inglés americano (AmE), que difieren en pronunciación, ortografía (colour/color) y vocabulario (lift/elevator, flat/apartment). Sin embargo, existen muchas otras variedades vibrantes y estandarizadas, como el inglés australiano, canadiense, indio y sudafricano, cada una con sus propias características únicas. Para quien aprende, esto significa que no existe un único inglés «correcto», sino una familia de estándares. El objetivo es la coherencia dentro del estándar que elijas, mientras desarrollas una amplia comprensión de los demás.

El futuro del inglés: ¿qué nos depara?

A medida que el inglés se ha convertido en propiedad del mundo, su futuro también es global. Una tendencia notable es el auge del «Globish» (inglés global), una versión funcional y simplificada del idioma utilizada a menudo por hablantes no nativos para comunicarse con otros hablantes no nativos. Prioriza la utilidad y la claridad sobre los matices idiomáticos, reduciendo el idioma a un núcleo de unas 1.500 palabras.

Además, la tecnología, en particular la traducción en tiempo real, está a punto de remodelar las dinámicas lingüísticas. Si bien estas herramientas facilitarán sin duda la comunicación básica, es poco probable que reemplacen la necesidad de una profunda competencia lingüística. Los matices, el contexto cultural, la persuasión y la creatividad siguen siendo el dominio de los hablantes humanos. El futuro probablemente no sea uno en el que el inglés sea el único idioma, sino uno en el que funcione como el principal nexo global en un mundo cada vez más multilingüe, coexistiendo con otros idiomas en ascenso como el mandarín y el español.

Un legado vivo

La lengua inglesa de hoy es un museo viviente. Su gramática es un testimonio de sus orígenes germánicos, su vocabulario un rico mosaico de la historia mundial y su ortografía una ventana a su pasado medieval. Es una lengua moldeada por la conquista, simplificada por el contacto y difundida por el comercio y la cultura. Aprender inglés no es simplemente adquirir una habilidad; es conectar con esta historia viva y obtener acceso a una conversación verdaderamente global.