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Cómo el cerebro de un bebé desarrolla el habla

A primera vista, el proceso de adquisición del lenguaje en los bebés parece casi mágico: los gorjeos iniciales se transforman de algún modo en palabras y, después, en frases completas. Sin embargo, detrás de esta aparente espontaneidad se esconde un proceso de desarrollo asombrosamente lógico y universal. Este viaje conduce desde la simple discriminación de sonidos, pasando por el balbuceo, hasta las primeras palabras y, finalmente, al mapeo de un complejo sistema gramatical.

Gábor Bíró
3 de marzo de 2025 Tiempo de lectura: 6 min
Cómo el cerebro de un bebé desarrolla el habla

Entender esta «hoja de ruta» biológicamente programada no solo ofrece una visión del funcionamiento de la mente humana, sino que también ilumina los principios fundamentales y atemporales del aprendizaje de idiomas que se aplican a cualquier edad.

El observador silencioso: el período prelingüístico (aprox. 0-12 meses)

Un bebé sienta las bases del habla mucho antes de pronunciar su primera palabra, durante un período silencioso pero intensamente activo de observación.

1. El mundo de los sonidos (incluso en el útero)

El aprendizaje comienza antes del nacimiento. Hacia la semana 24, el oído del feto está lo suficientemente desarrollado como para percibir sonidos del mundo exterior. Están especialmente sintonizados con el habla humana y ya pueden reconocer el ritmo y la melodía únicos de la voz de su madre. Tras el nacimiento, esta habilidad se refina: los recién nacidos prefieren claramente el habla humana a otros ruidos y, en pocos días, pueden distinguir los sonidos de su lengua materna de los de una extranjera.

Por qué es importante: Este período, dedicado a absorber sonidos, construye el «conocimiento pasivo» que es la base del futuro habla activa. Para el estudiante adulto, la lección es clara: una fase de escucha es indispensable.

2. Gorjeo (aprox. 2-4 meses)

Sonidos como «aaa» y «uuu» no son aleatorios. El gorjeo es el «calentamiento» de las cuerdas vocales, una forma de jugar con el sonido. El bebé está descubriendo lo que su boca y su garganta pueden hacer. Aunque todavía no es una comunicación intencionada, es un paso crucial hacia la producción física del habla.

3. Balbuceo (aprox. 6-10 meses)

Este es el gran avance. Comienzan a aparecer sílabas de consonante-vocal en repetición: «ba-ba-ba», «ma-ma-ma», «da-da-da». Este es un fenómeno fascinantemente universal. Bebés de todo el mundo, sin importar la cultura o el idioma, producen cadenas de sonidos similares a esta edad. Incluso los bebés sordos expuestos al lenguaje de señas «balbucean» con sus manos, repitiendo formas manuales básicas.

Sin embargo, alrededor de los 10 meses, algo cambia. Ocurre una «reducción del enfoque» en su balbuceo: el bebé comienza a practicar solo los sonidos que oye en su entorno. El balbuceo de un bebé japonés empieza a sonar a japonés, el de un bebé inglés a inglés, y el de un bebé español a español, imitando la entonación y el inventario fonético característicos de su lengua materna.

Por qué es importante: Esta es la primera prueba tangible de que el entorno (el idioma que se escucha) moldea activamente nuestras habilidades innatas.

El nacimiento de una palabra: primeras palabras y la explosión de vocabulario (aprox. 12-18 meses)

1. Las primeras palabras: ¿cuáles son y por qué?

De media, la primera palabra se pronuncia alrededor de los 12 meses. Estas palabras rara vez son aleatorias. Las primeras palabras típicas incluyen:

  • Personas: mamá, papá, bebé
  • Objetos importantes: pelota, perro, coche
  • Rutinas sociales: adiós, hola
  • Acciones/necesidades: más, upa, no

La explicación científica es sencilla: estas palabras se oyen con frecuencia, son fonéticamente simples (a menudo derivadas del balbuceo, como «mamá») y se refieren a cosas tangibles, concretas y relevantes en el mundo del bebé.

2. El gran misterio de «mamá» y «papá»

¿Alguna vez has notado la asombrosa similitud de las palabras para «madre» y «padre» en los idiomas del mundo? (p. ej., mama, maman; papa, tata, daddy). No proviene de una antigua raíz compartida. La explicación reside en el balbuceo. La combinación de sonidos labiales fáciles de hacer («m», «p», «b») y la vocal abierta «a» se encuentran entre las sílabas más sencillas de producir («ma-ma», «pa-pa»). Los padres orgullosos lo oyen, le proyectan un significado («¡Me está llamando!») y, mediante el refuerzo positivo (sonrisas, abrazos), le «enseñan» al bebé que esa cadena de sonidos se refiere a ellos.

3. La explosión de vocabulario (a partir de los 18 meses aprox.)

Después de un período inicial lento de adquirir una o dos palabras nuevas por semana, el ritmo se acelera de repente. Alrededor de los 18 meses, el vocabulario de un niño comienza a crecer exponencialmente, a veces a un ritmo de 5 a 10 palabras nuevas por día. Esto se debe a un gran salto cognitivo: el niño comprende el «principio de denominación», es decir, la revelación de que todo en el mundo tiene un nombre. A partir de este momento, es una máquina imparable de preguntar y aprender.

Los cimientos de la oración: del habla telegráfica a la gramática (aprox. 18-30 meses)

1. Frases de dos palabras: el «habla telegráfica»

Entre los 18 y los 24 meses, los niños empiezan a combinar palabras. Estas primeras frases se conocen como «habla telegráfica» porque contienen solo las palabras de contenido más esenciales (sustantivos, verbos), omitiendo los «adornos» gramaticales (artículos, preposiciones, verbos auxiliares).

  • Inglés: «Mommy come», «Big ball», «Doggie eat»
  • Español: «Mamá ven», «Pelota grande», «Perro come»

Esta etapa es universal y demuestra que los niños están empezando a entender no solo palabras, sino las relaciones lógicas entre ellas (agente-acción, atributo-objeto).

2. El despliegue de la gramática y los «errores brillantes»

Después de los dos años, las frases se vuelven más complejas y los elementos gramaticales empiezan a aparecer. Y aquí es donde ocurre algo mágico: la «sobrerregularización». Los niños empiezan a formar sus propias reglas y las aplican incluso a las excepciones. Seguro que has oído a un niño angloparlante decir «goed» en lugar de «went» o «foots» en lugar de «feet». Un niño hispanohablante podría decir «sabo» en lugar de «sé», basándose en el patrón de otros verbos.

¿Por qué es esto brillante? Es la prueba más clara de que el niño no es un simple loro que imita sin pensar. Está analizando activamente los datos lingüísticos que oye, deduciendo reglas y aplicándolas de forma creativa. Esta misma capacidad es el motor de la adquisición del lenguaje.

Un camino universal a través de paisajes diferentes

Aunque los principales hitos del desarrollo son los mismos en todas partes, la lengua materna específica de un niño le proporciona un «mapa» único para su viaje.

1. Lo que es universal:

  • La secuencia de desarrollo: Gorjeo → Balbuceo → Etapa de una palabra → Etapa de dos palabras → Complejidad gramatical. Esta secuencia es la misma para todo niño con un desarrollo típico, en cualquier idioma.
  • La aparición de estructuras lógicas: Comprender relaciones como agente-acción o poseedor-posesión es un paso cognitivo universal.

2. Donde los idiomas crean diferencias:

  • «Sesgo hacia los sustantivos»: Las investigaciones demuestran que el vocabulario temprano de los bebés que aprenden inglés tiene una mayor proporción de sustantivos en comparación con los que aprenden coreano o mandarín. Esto se debe a que la estructura de las frases en inglés suele destacar los sustantivos.
  • Complejidad gramatical: El «problema» que un niño debe resolver difiere. Un niño angloparlante debe dominar un orden de palabras estricto y un complejo sistema de verbos auxiliares (do, be, have). Un niño hispanohablante debe trazar un intrincado sistema de conjugaciones verbales y género gramatical (el perro vs. la casa). La «dificultad» no es mayor en un idioma, solo se centra en áreas diferentes. El cerebro de un niño está perfectamente adaptado a los desafíos únicos de su lengua materna.

Reflexiones finales: lo que un estudiante adulto puede aprender de esto

Tras haber recorrido el maravilloso viaje de la adquisición del lenguaje infantil, es hora de sacar nuestras conclusiones. ¿Qué puede llevarse un adulto para su propio aprendizaje de idiomas de los aprendices más brillantes del mundo?

  1. El poder del «período de silencio»: No te apresures a hablar. Los bebés pasan meses solo escuchando, absorbiendo el idioma como una esponja. Date tiempo para escuchar y leer de forma extensiva. Construir una base sólida es crucial; el habla con confianza vendrá después.
  2. El contexto es el rey: Los bebés no aprenden de listas de vocabulario. Aprenden la palabra «pelota» mientras la ven, la ruedan y la tocan. Esfuérzate por aprender palabras y frases en situaciones, historias y oraciones reales.
  3. Céntrate en lo frecuente y lo relevante: Los niños aprenden primero las palabras que más les importan. Tú también deberías empezar por las palabras más comunes y los temas que realmente te interesan y motivan.
  4. Los errores son señales de progreso: Las sobrerregularizaciones de un niño no son errores vergonzosos, sino partes naturales y esenciales del proceso de aprendizaje. ¡Atrévete a cometer errores! Cada error es un experimento que te acerca a la comprensión de la regla correcta. No temas a tus propios momentos de «sabo»; demuestran que tu cerebro está trabajando activamente.
  5. Paciencia y constancia: La adquisición de un idioma es una maratón, no un esprint. Los bebés no se vuelven fluidos de la noche a la mañana. Celebra los pequeños pasos, desde tus primeras «frases» de dos palabras hasta tu primer pódcast entendido con éxito.

La mayor lección de todas es que la capacidad para un aprendizaje de idiomas brillante también reside en ti. Deja que tu curiosidad te guíe, sé paciente contigo mismo y disfruta del viaje. El camino hacia el éxito está pavimentado con un progreso constante y persistente.